EL CÁNCER DE CUELLO UTERINO

No es fácil vivir con una enfermedad grave. Los pacientes con cáncer y quienes cuidan de ellos se enfrentan a muchos problemas y retos. El salir adelante de estos problemas es más fácil, cuando se tiene información útil y asistencia médica especializada.

La coalición de lucha contra el cáncer, es una iniciativa del ministerio de salud y el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), para disminuir la mortalidad asociada al cáncer,  ha priorizado las cinco neoplasias más frecuentes y con mayor mortalidad: Cáncer de cuello uterino, cáncer de mama, cáncer de estómago, cáncer de pulmón y cáncer de próstata.

En esta oportunidad hablaremos de las lesiones precursoras del cáncer de cuello uterino conocidos como: displasias o neoplasias intraepiteliales y el cáncer de cuello uterino.

Al estudiar un gran número de mujeres en todo el mundo, se han identificado ciertos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que las células en el cérvix o cuello uterino se vuelvan anormales o cancerosas. En muchos casos, se desarrolla cuando dos o más factores de riesgo actúan juntos: inicio de relaciones sexuales a una edad temprana,  número de  parejas sexuales, infección por el virus del papiloma humano (VPH) transmitido sexualmente, que causan verrugas genitales (condiloma acuminado).

Algunos de estos virus, llamados oncogénicos o de alto riesgo, pueden causar el crecimiento de células anormales en el cérvix y pueden jugar un papel en el desarrollo de cáncer. Sin embargo, la mayoría de las mujeres que tienen la infección por el VPH no desarrollan cáncer de cérvix. Así mismo el hábito de fumar, el sistema inmunológico debilitado por ejemplo las mujeres que tienen el virus del inmuno deficiencia humana (VIH),  el uso de anticonceptivos orales por más de 5 años y la historia familiar de cáncer también se consideran como factores de riesgo.

Es fundamental el examen clínico ginecológico:  si el cuello uterino es normal realizar  un frotis de Papanicolaou, el cual debe hacerse anualmente en mujeres con vida sexual activa; Si el resultado del papanicolau es anormal se debe realizar el estudio complementario mediante colposcopia (examen que permite evaluar el cuello uterino mediante el uso de un sistema de lentes que magnifica la imagen del cérvix y permite identificar las lesiones pre-cancerosas y  toma de biopsia dirigida de la zona sospechosa).  Si existen tumores realizar biopsia directamente. Cabe recalcar que en las lesiones pre cancerígenas no se evidencian tumores.

Si no se trata, la enfermedad pre-cancerosa cervical puede evolucionar a cáncer invasivo en el curso de varios años. Se clasifican en lesiones de bajo y alto grado: Cuando es de bajo grado, solo se observa, no es necesario realizar cirugía alguna, ya que 90% de los casos curan solos; por el contrario si la enfermedad precancerosa cervical es de alto grado, se le denomina carcinoma-in-situ (CIS), o cáncer del cuello uterino en la etapa 0, y necesita tratamiento quirúrgico.

El tratamiento para la enfermedad pre-cancerosa cervical depende del grado de anormalidad de las células bajo el microscopio, la condición médica general de la paciente y si ésta desea tener hijos en un futuro, por lo regular, mediante cirugía de extirpación del cuello uterino. La mayoría de los procedimientos no involucra la extirpación del útero y pueden permitir futuros embarazos si la paciente lo desea.

El procedimiento quirúrgico que preserva el útero y permite futuros embarazos incluye la criocirugía (congelación), la cirugía láser, el procedimiento de incisión con asa electro-quirúrgica (LEEP) o la conización con bisturí frío. La criocirugía, la cirugía láser y el cono LEEP pueden realizarse en el consultorio del médico o en instalaciones de cirugía ambulatoria, casi siempre con anestesia local. El cono con bisturí frío constituye una intervención extensa que involucra la extirpación de parte del cuello uterino bajo anestesia. La decisión del tipo de tratamiento depende de la extensión y apariencia de la enfermedad en el examen colposcópico y el estudio anátomo patológico.

Aún con un tratamiento quirúrgico para la enfermedad pre-cancerosa cervical, algunas pacientes pueden experimentar recurrencia de la enfermedad pre-cancerosa o un cáncer invasor. Los tratamientos para las neoplasias intraepiteliales de cérvix con la criocirugía, la cirugía láser o el LEEP, curan de un 85 a un 90% de las mujeres. Alrededor de un 10 a un 15% de las pacientes puede experimentar recurrencia de la enfermedad pre-cancerosa cervical, y cerca del 2% desarrollan  cáncer invasivo luego del tratamiento con estos procedimientos.

Si la enfermedad pre-cancerosa es más extensa, si los márgenes del cono están comprometidos y si la paciente no desea tener niños en el futuro, se puede realizar  histerectomía complementaria. En este procedimiento, se extirpa la totalidad del útero, incluido el cuello uterino que presenta la enfermedad pre-cancerosa y se extirpa el área circundante del tejido normal de la vagina mediante cirugía abierta o laparoscópica.  Además, su médico puede realizar una salpingooforectomía bilateral, es decir, la extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio dependiendo la edad,  si los ovarios son o no funcionales y factores individuales analizados de forma muy particular.

El cáncer invasor o cáncer de cuello uterino propiamente dicho se caracteriza por presentar un cuello anormal y en la mayoría de los casos la presencia de tumor que produce sangrado, flujo vaginal con mal olor y dolor pélvico lumbar. El tratamiento esta en relación al estadio clínico el cual se determina con el examen ginecológico, pudiendo ser con cirugía (tumores menos de 4 cm), en gran porcentaje curativa, radioterapia, quimioterapia o quimioterapia y radioterapia simultánea a fin de controlar la enfermedad.

Por estas razones el tratamiento debe ser realizado por el médico especialista con capacitación adecuada en cáncer ginecológico (ginecólogo oncólogo) respaldado por una institución especializada, a fin de evitar errores diagnósticos, procedimientos y  tratamientos  inadecuados con consecuencias irremediables tanto en el tratamiento de la enfermedad, calidad y pronóstico  de vida, como consecuencia de la alteración del curso de la enfermedad.

Es necesario que las mujeres se realicen exámenes de despistaje anualmente y las  tratadas acudan a su control con el ginecólogo oncólogo en forma periódica y oportuna para asegurarse que se detecte la aparición o  reaparición de la enfermedad cervical en el estado pre-canceroso o temprano, cuando el cáncer aún es curable.

El pronóstico de los pacientes con cáncer cervical depende en gran medida de lo avanzada que se encuentre la enfermedad en el momento del diagnóstico. Una gran mayoría de estos casos (más del 90%) podrían y deberían ser detectados en forma  temprana.

Prevenir el cáncer de cuello uterino está en sus manos…. en el próximo número seguiremos ilustrándonos sobre el cáncer.

Dr. Absalón Montoya Guivin

Cirujano Oncólogo

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